Cuando nos separamos, ¿Deberíamos ir al psicólogo?

El final de una relación conyugal, ya sea por separación o divorcio, es una de las experiencias más difíciles y estresantes que una persona puede atravesar. Según la Asociación Americana de Psicología (APA), el estrés asociado con un divorcio se encuentra entre los eventos de vida más estresantes, comparable con la muerte de un ser querido (American Psychological Association, 2019). Acudir al psicólogo en estos momentos puede ser fundamental para manejar las emociones, reconstruir la vida y prevenir problemas de salud mental a largo plazo.
Manejo del Duelo y la Pérdida
El proceso de duelo tras una separación es complejo y puede incluir sentimientos de tristeza, ira, confusión y miedo. La Dra. Elisabeth Kübler-Ross, pionera en el estudio del duelo, identificó cinco etapas del duelo que las personas pueden experimentar: negación, ira, negociación, depresión y aceptación (Kübler-Ross & Kessler, 2005). Un psicólogo puede proporcionar el apoyo necesario para atravesar estas etapas, ofreciendo un espacio seguro para expresar y procesar estas emociones.
Reconstrucción de la Identidad Personal
Durante un matrimonio, es común que las personas fusionen sus identidades con las de sus parejas. Según la Dra. Lisa Firestone, psicóloga clínica, después de un divorcio, muchas personas luchan por redefinir quiénes son como individuos (Firestone, 2014). La terapia puede ayudar a los individuos a redescubrir sus intereses, fortalezas y metas personales, lo cual es crucial para reconstruir la autoestima y la autoconfianza.
Desarrollo de Estrategias de Afrontamiento
La vida post-divorcio trae consigo una serie de nuevos desafíos. Un estudio realizado por la Universidad de Virginia encontró que las personas que recibieron apoyo psicológico durante su proceso de divorcio desarrollaron mejores estrategias de afrontamiento y reportaron menores niveles de estrés y ansiedad (Amato & Hohmann-Marriott, 2007). Un psicólogo puede enseñar técnicas efectivas para manejar el estrés, la ansiedad y otros desafíos emocionales que surgen durante este período.
Prevención de Problemas Psicológicos a Largo Plazo
La intervención temprana de un psicólogo puede prevenir el desarrollo de trastornos mentales como la depresión y la ansiedad, que son comunes tras una separación conyugal. Un estudio publicado en el Journal of Health and Social Behavior reveló que las personas recientemente divorciadas tienen un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud mental (Simon, 2002). La terapia proporciona un espacio seguro para hablar y trabajar a través de las emociones difíciles, reduciendo así el riesgo de problemas psicológicos a largo plazo.
Mejora de las Relaciones Futuras
Entender los patrones de comportamiento y las dinámicas que contribuyeron a la ruptura puede ser muy beneficioso para las relaciones futuras. El Dr. John Gottman, experto en relaciones, sostiene que aprender de los errores del pasado y desarrollar habilidades de comunicación efectivas son claves para el éxito de futuras relaciones (Gottman & Silver, 1999). Un psicólogo puede ayudar a identificar y modificar comportamientos destructivos, estableciendo así las bases para relaciones más saludables en el futuro.
Apoyo en la Parentalidad Post-Divorcio
Si hay hijos involucrados, la separación afecta no solo a la pareja, sino también a la dinámica familiar. La Dra. Joan B. Kelly, investigadora en el campo de la psicología del divorcio, señala que la co-parentalidad efectiva es crucial para el bienestar emocional de los niños (Kelly, 2000). Un psicólogo puede ofrecer orientación sobre cómo co-parentar de manera efectiva, ayudando a los padres a manejar el impacto emocional en sus hijos y asegurando que su bienestar se mantenga como una prioridad.
Conclusión
Acudir al psicólogo después de una separación conyugal o divorcio es una inversión en el bienestar emocional y mental. A través de la terapia, las personas pueden encontrar un camino hacia la sanación, reconstruir sus vidas y prepararse para un futuro más saludable y feliz. Buscar apoyo no es un signo de debilidad, sino de fortaleza y autocuidado.
Referencias
- American Psychological Association. (2019). The road to resilience.
- Firestone, L. (2014). How to Survive the Loss of a Relationship. Psychology Today.
- Amato, P. R., & Hohmann-Marriott, B. (2007). A comparison of high- and low-distress marriages that end in divorce. Journal of Marriage and Family, 69(3), 621-638.
- Simon, R. W. (2002). Revisiting the Relationships among Gender, Marital Status, and Mental Health. Journal of Health and Social Behavior, 43(1), 25-36.
- Gottman, J., & Silver, N. (1999). The Seven Principles for Making Marriage Work. Three Rivers Press.
- Kelly, J. B. (2000). Children’s adjustment in conflicted marriage and divorce: A decade review of research. Journal of the American Academy of Child & Adolescent Psychiatry, 39(8), 963-973.
- Kübler-Ross, E., & Kessler, D. (2005). On Grief and Grieving: Finding the Meaning of Grief Through the Five Stages of Loss. Scribner.